7 de abril de 2011

B-

Elegir No para que, sentada, nunca esperes el gesto afirmativo. Ante todo, evita la exigencia… mi olmo nunca ha sido rico en peras. Puede que se agotaran las reservas de azúcar que, con más o menos constancia, me encargué de recoger en cada desayuno. No pasa nada, no se vive tan mal entre diabéticos, pero por las noches el frío amenaza con colarnos alguna que otra trampa bien maquillada.

Lee cansada líneas que sólo hablan de lo de siempre, del tiempo, de casualidades; amenazas sin compulsar, libros, recuerdos definidos por encima, más parecidos a un olor que a un estructurado recuerdo o dolor de cabeza. La profundidad puede llegar a ser demasiado íntima para este mundo. Aquella noche lo incomprensible, lo fuera de lugar y la lógica lógicamente ilógica tocaron un blues sobre el escenario. Cantaron la historia de alguien que antes no restaba y, desde que aprendió a dividir, el resultado siempre le daba negativo.

Le sorprendió una simple pregunta cuando más la esperaba y miedo le tenía. Le obligó a decidir entre ser un Sí o un No. Tratar de definirse entre dos opciones herméticamente cerradas que se discuten con el fin de ponerse en entredicho y no solucionar nada. Una opinión tan subjetiva no cambia ni un insignificante aspecto de La Tierra, pero pensarás en ello y ni siquiera el tono azul habrá sido constante a lo largo del tiempo.


Todos sabían que era un Sí en potencia, pero nunca se cerraban tratos. Contaba siempre lo mismo con distintas palabras. Lo odiaba. Se esforzaba en añadir, quitar y buscar el equilibrio, hasta llegar a la conclusión de que tan sólo a él aspiran las balanzas.

The Cave

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