12 de septiembre de 2011

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Son los pequeños detalles los que quieren que te quedes hasta que lo cotidiano consiga ser interiorizado. Creía tener una de esas estúpidas frases prefabricadas cuando cerrara la puerta, no esperaba menos de mi misma después de 4 años. No se trata de las paredes, de las vistas desde la ventana, el correpasillos o las madrugadas; se trata de cómo entras y cómo sales de ella.

Me acordaré de esto como el instante en el que, espontáneamente, cuatro altas paredes cometieron el acierto de levantarse. Nadie nos ha preparado para esto, por eso creo que va a salir bien. Me voy a dejar ver, para que se me imagine. Diferénciame del resto cuando sea necesario.

 


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