Hablaba de su padre, decía que nunca nadie le pillaba los chistes, pero su media sonrisa confirmaba que ella sí. También escondía un saco de secretos a voces, ultimamente ya conocía todo lo que le contaban, todo esto ha pasado antes por sus ojos. Para que funcionara trató de pesar, a su extraña manera, como siempre. Se me remueve la empatía al pensar que reconozco las paranoias que toman café en su azotea, la cercana distancia, las agradecidas sonrisas y el verde inconsciente.
Vuelvo a concursar por un zulo en el cielo, un recóndito rincón viciosamente tranquilo, no sé si alguna vez traté de aspirar a más. Me sentí incómoda en un banco de aquella ciudad en el extranjero, no importa el país, solo importa el suelo, su media altura me dice que pese a la forzada posición no me han desplumado en ninguna de las rondas. No puedo inventar demasiado, creo que había algo de una tortuga que no sabía cómo escaquearse de sus cartas y que el único as que quedaba en el montón ignoraba qué hacer con ella.
http://www.youtube.com/watch?v=qF6C_zZOrdE
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