20 de abril de 2011

Freud, revuélvete en tu tumba. Los sueños ya no son lo que eran (I)

Esto no puede estar sucediendo. Tengo que haber hecho algo mal para que, después de años investigando, por fin los resultados hayan conseguido empatar con la congruencia. No lo puedo creer. Empiezan a encajar las ambiguas e inconstantes piezas del misterio. He abierto la caja de Pandora de la estructura de los sueños, los entresijos de nuestro propio yo. Sí, están tendidas al sol las escondidas vergüenzas de aquel que nos es tan desconocido. Tengo lo que Freud no pudo conseguir.


Tuve mil disparatadas ideas que, finalmente, se combinaron para crear algo real y, a su vez, un arma de doble filo. Se trata de una sustancia química que, aplicada en una zona concreta de la amígdala y en un instante preciso del ciclo REM nREM, podría ser capaz de bloquear los terrores nocturnos crónicos al finalizar el tratamiento.

Tenemos el medicamento y el veneno; la droga de los frustrados detallistas y la frivolidad con la que la ciencia baila entre lo mundano. He encontrado una escalera e intuyo la casa donde duerme la potencia de cambiar el mundo. He divagado de experimento en experimento, he sometido a escrutinio cada resultado favorable para no caer en el error, incluso, me he decepcionado con las mil y un veces en las que no he tenido razón y, ahora que la tengo, no sé si alegrarme por ello o temer lo peor.

(..)

No hay comentarios: