2 de noviembre de 2010

Subimos por la calle Carretas y llegamos a su edificio, un tercer piso. Abre la puerta, calculo unas cuatro personas en el salón, juegan a las cartas sentadas en un sofá granate en forma de L.
No me gustan demasiado los juegos de cartas. Odio el baile de faroles y me incomoda la agresiva y,a su vez, sutil estrategia de manejarme entre ases. Aún así, no puedo (ni quiero dejar de) disfrutar ganando equis partidas entre tantas, regodearme para mis adentros de la buena jugada, saborearla y en la siguiente ronda volver (a volver)a perder,adaptarse, levantarse, aprender.. por ese orden, aunque las cartas vayan al piso y, desde el primer punto, hayamos dejado de hablar de un juego de azar, de casualidades estrelladas, de oportunidades perdidas

1 comentario:

pintamonadas dijo...

vamos a tener que dejar las cartas y empezar a jugar al parchis