21 de agosto de 2010

It's a Wild World

La suerte no existe, pero tampoco se olvida. Es una ecuación subjetiva para cada uno de los habitantes de este mundo mal repartido. Son destellos a tiempo o a destiempo, sin lugar idóneo ni personas indicadas. Son las decisiones que tomamos sin darnos cuenta y que acaban determinando el camino. Estaba en aquel examen al que jamás te presentaste o en el lento caracol que, por error, tomó un atajo sin haberlo pretendido.

La suerte está en su cintura, y el afortunado ni siquiera se ha enterado de que ese papel al que su cartera hortera se ha acostumbrado es el único boleto ganador.

1 comentario:

pintamonadas dijo...

la suerte hay que salir a buscarla, aunque de miedo, aunque asuste. La suerte hay que encontrarla