Quédate tus motivos y teje una bufanda gris ceniza. Te la colgarás al cuello aunque no haga falta. Allí nunca hace falta nada y todo brilla por su ausencia.
Será grande e incómoda de llevar a cualquier parte, te castigarás con cargar con ella y otros, mientras tanto, barrerán calles en busca de alguna otra que se le parezca.
No la encontrarán, se acostumbrarán a no haberla encontrado y jugarán con sus estupidas ideas delirantes. Será fea, fina y, por supuesto, la robará cualquiera en un premeditado descuido.
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