20 de diciembre de 2010

Colorín colorado.

Tengo una circunstancia liada en papel de arroz, con una boquilla sevillana y muy poca paciencia. Cualquier fuego nos podría quemar vivos, una moderada aspiración podría volvernos la conciencia del revés, pero prefiero parar, censurar el momento, ser realista, saber avistar el preciso instante en el que el violento movimiento de un tornado se hace desmedido, casi tan de vital importancia como la puntería de saber desparecer.
Por otro lado, lo sutil hace siglos que quedó obsoleto, frases, detalles o el arte de regalarse tiempo fueron condenados al baúl de los recuerdos.

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