16 de febrero de 2009

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Mi primera cámara de último diseño, mis ojos, fueron suficiente para retratar el momento. Antes de todo esto no querían perderse nada y cuando llegó el final se esforzaron en no parpadear y encontrar la imagen adecuada para la última página de este libro. No podía ser alegre porque se trata de un final, y los finales felices son como los unicornios, no existen, son un mero corta y pega del juego de moda ImaginaiónVsRealidad.

Yo sabía que aquella sería la última vez que tu mano descansara sobre la mía, y ha sido la única cosa que sabiendo con certeza no compartí contigo, y aunque en ningún lado estaba escrito, fue casi, casi como saltarse las normas. La vida nos había cambiado tanto que me volvió capaz de vernos terminar, de reconocerlo, de saberme incapaz de volver a escudarme en aquello de: .. ¡creéme! ¿acaso alguna vez te he mentido? siempre acompañado de mi cara de seguridad algo ensayada, porque puede que esta vida me haya cambiado,..pero no lo suficiente como para escudarme tras ella y hacer/te/ como si las cosas no sucedieran..

Hoy da igual todas las veces que improvisara esa cara, ya puedo guardármela para el espejo o plantársela al Guardia Civil de turno y ahorrarme la multa. Quizás valga la pena habernos perdido sólo por volvernos a encontrar de otra manera..pero, ¿para qué diablos sirve la verdad..?



(...)porque era verdad, porque nunca miento y mucho menos si lo escribes con te..

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